
La reciente crecida del Río Quequén Salado, por las lluvias, que desembocó fuerte en la costa atlántica -y el posterior descenso del curso de agua- dejó a la vista la presencia de este tipo de molusco que provoca especiales efectos negativos
La proliferación descontrolada de ostras asiáticas en la desembocadura del río Quequén Salado genera alarma entre pescadores y vecinos de la zona.
La situación que algunos conocen desde hace años, se evidenció con la reciente crecida del Río Quequén Salado, y el posterior descenso de las aguas que dejaron al descubierto su presencia.
La especie se introdujo en un intento de proyecto productivo en la década del ’80 en la costa de Patagones.
Ceferino Traverso es un conocido veterinario y pescador deportivo oriundo de Marisol, y en declaraciones a La Voz del Pueblo en la tarde de este lunes advirtió sobre los riesgos y cambios que este fenómeno está provocando en el ecosistema local.
“Hace unos 12 o 15 años empezamos a ver las primeras ostras en la zona de El Vimar, donde hay piedras”, confió Traverso. “Al principio eran pequeñas, del tamaño de una moneda, pero estaban creciendo y reproduciéndose de manera exponencial”, sostuvo.
También observó que a diferencia de las ostras autóctonas, estas son de origen asiático y tienen características que las hacen extremadamente invasivas.
Consecuencias
“Son alargadas, con una punta que les permite adherirse firmemente a las rocas. Pueden medir hasta 20 o 30 centímetros y son increíblemente filosas”, describió el pescador.
Esta última característica es la que más preocupa a quienes frecuentan la zona. “Si te metés al agua con los pies descalzos, te cortan como un cuchillo. Incluso pueden romper las botas de goma de los pescadores”, avisó Traverso.
Esta situación convirtió áreas que antes eran aptas para el baño o deportes acuáticos en zonas peligrosas. Pero el impacto va más allá del riesgo para las personas.
Según explicó Traverso, la proliferación de ostras está modificando la geografía y dinámica del río al “formar una especie de represa natural, elevando el nivel del lecho del río unos 40 a 60 centímetros. Esto hace que el agua ya no corra por el centro como antes, sino que se desvíe por los costados”, apuntó.
En consecuencia este cambio en el flujo del agua tiene consecuencias inesperadas. “Al disminuir la velocidad de la corriente, se acumulan sedimentos y las ostras encuentran más superficies donde se adhieren, incluso en zonas de fondo blando donde antes no podían fijarse”, señaló el veterinario.
La invasión de ostras también está afectando la actividad pesquera. “Ya no se puede pescar en muchas zonas porque las líneas se cortan con los filos de las ostras. Tampoco se puede navegar con embarcaciones pequeñas por el riesgo de dañar los cascos”, lamentó Traverso.
Incontrolables
Ante la magnitud del problema, él y otros miembros de la Comarca del Río Quequén Salado ya alertaron a las autoridades municipales de Coronel Dorrego. “Hemos hablado con gente del municipio, pero no parecen tener herramientas para enfrentar esto”, comentó.
El control de este tipo de ostras, considerada como muy invasora, resulta ser un desafío muy empinado al considerar la relación entre los huevos que cada una puede liberar y los años de vida que tienen.
Traverso explicó que cada ostra puede liberar hasta 100 millones de huevos por temporada y viven entre 20 y 30 años. “Es prácticamente imposible erradicarlas. Incluso si sacáramos grandes cantidades, sería como sacar un puñado de arena de la playa”, dijo a modo de ejemplo.
A pesar de todo reconoce que la presencia de las ostras también tiene algunos aspectos positivos como “la creación de un nuevo hábitat para otras especies como lombrices marinas, mejillones y cangrejos. Además, son excelentes filtradas de agua”.
Sin embargo el balance general es negativo. “Han transformado completamente el curso inferior del río. Lugares donde antes podíamos nadar, pescar o navegar ahora son inaccesibles”, concluyó Traverso, quien espera que se tomen medidas para al menos mitigar el impacto de esta invasión y evitar problemas mayores.